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El reconocimiento de rostros y lugares está en los genes

Científicos estadounidenses han analizado la actividad cerebral en mellizos y gemelos para determinar qué conocimientos son innatos y cuáles son aprendidos.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan en Estados Unidos ha concluido que existe una base genética en el reconocimiento de rostros y lugares, pero no de las palabras, que se aprenden a través de la experiencia.

El estudio, que publica hoy la revista Journal of Neuroscience bajo el título Naturaleza Vs. Aprendizaje en la Corteza Visual Ventral: un estudio de mellizos y gemelos con MRI Funcional, se ha realizado utilizando por primera vez una imagen de resonancia magnética funcional (fMRI) en varias parejas de mellizos y de gemelos.

"Ha habido un gran debate acerca de si el reconocimiento facial es una función que estamos diseñados a desempeñar para sobrevivir", afirma en un comunicado el profesor de psicología Thad Polk, autor principal del estudio.

Durante la investigación se ha observado la actividad cerebral de las parejas de mellizos y gemelos a través del MRI funcional, que mide indirectamente la actividad de las neuronas estimuladas. A los partipantes en el estudio, se les ha expuesto a diferentes estímulos como imágenes de rostros, casas, sillas, palabras inventadas e imágenes abstractas de control. Cuando pasaban las figuras en una pantalla, debían apretar un botón para indicar cuándo las habían visto antes.

Cada uno de estos estímulos diferentes obtiene determinadas pautas de actividad en la corteza visual ventral, en la parte inferior del cerebro y en la zona posterior de las orejas y los participantes en el estudio 

Tras las pruebas, los científicos han comparado la actividad cerebral entre mellizos y gemelos ante los diferentes estímulos y han determinado que los circuitos del cerebro usados para el reconocimiento de sillas o palabras inventadas fueron similares entre los gemelos y entre los mellizos.

Esto demuestra que los circuitos neuronales subyacentes para estos dos tipos de estímulo se adquieren a través de la experiencia y por tanto no son innatos ni tienen un origen biológico.

Sin embargo, el equipo del profesor Polk ha descubierto que en el caso de los rostros y las casas, las sendas neurológicas que se utilizaban resultaron ser mucho más parecidas entre hermanos gemelos idénticos que entre hermanos mellizos, cuyo parecido genético no supera el de dos hermanos normales.

Por eso, el estudio concluye que, cuando se trata de reconocer casas o rostros, los genes juegan un papel muy significativo y que los resultados del estudio no pueden atribuirse simplemente a la mayor similitud estructural en los cerebros de los gemelos.

Si la clave fuera esta similitud, las pautas de actividad cerebral en el caso de las palabras inventadas y las sillas también deberían ser más parecidas entre los gemelos que entre los mellizos, pero, según el estudio, no lo son. "El reconocimiento de rostros y lugares es anterior a la lectura en una escala evolutiva", ha afirmado Polk, quien ha explicado que, con este estudio, se puede llegar a comprender mejor qué es innato y qué es aprendido.

"Son funciones que compartimos con otras especies y que proveen una clara ventaja en la adaptación. Es posible que la evolución haya moldeado la respuesta cortical a los rostros y lugares, pero no a los símbolos tales como palabras y letras", ha añadido.

El profesor de psicología de la UM considera que este hallazgo podría ser muy importante para mejorar las terapias de personas con daños cerebrales, ya que muchas veces cuando algunas partes del cerebro sufren daños, otras áreas compensan.

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