Bandadas de cotorras argentinas y tórtolas anidan en los jardines
Al principio eran unos simpáticos loros pero con sus continuas molestias han dejado de serlo. Los vecinos de Cartagena ya no se extrañan al encontrarse merodeando por las palmeras de la Alameda, los Héroes de Cavite y los árboles de parques como el de los Juncos y Antonio Vallejo -en el Cartagonova- a decenas de cotorras argentinas (una especie de pájaros similares a los loros, aunque de menor tamaño).
Estas aves, de cola larga, alas puntiagudas y de borde azul, la garganta, mejillas y frente gris claras y el resto del cuerpo verde, ya forman parte del paisaje de Cartagena. Su rápida proliferación se ha convertido en un quebradero de cabeza para los expertos, quienes alertan de que podrían convertirse en los próximos años en una plaga similar a la de las palomas.
Hace un siglo que este ave empezó a colonizar Europa y llegó a establecerse en España. Poco a poco ha ido desplazándose a ciudades del sureste español, como Murcia, Almería y Cartagena. Suele vivir en estado salvaje. Es una ave pacífica y cariñosa pero destructiva y ruidosa para el Medio Ambiente. Sus pesados nidos dañan las ramas de los árboles de la ciudad, desplazan otras especies de pájaros y dañan las pequeñas cosechas de los jardines de la ciudad.
«Estos pájaros buscan climas templados, por ello se han adaptado tan bien a las condiciones climáticas de esta zona, y se han terminado estableciendo en Cartagena», explicó Antonio Hernández, ornitólogo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse).
El problema se agudiza cuando la sociedad comienza a tener conciencia de la naturaleza: «Son especies de animales silvestres que deberían de estar en su lugar de origen, pero hay individuos que las adquieren en el mercado y las liberan o son las mismas aves las que se escapan. Al alimentarse de una gran cantidad de vegetales y frutas es probable que en el futuro se originen problemas para la agricultura», añadió Antonio Hernández.
Aunque es difícil determinar su número aproximado, en la ciudad hay unos pocos centenares de cotorras, aunque «no hay una estimación precisa del número de cotorras que hay en la ciudad», puntualizó Hernández.
La cotorra no es la única especie que se encuentra descontrolada en esta zona de la península. Ésta, junto a la tórtola turca, ha colonizado los árboles y aledaños de los parques de Cartagena.
«Tenemos una población de un millar de tórtolas. Esta especie se encuentra en expansión, porque se reproduce constantemente. Por ahora ninguna de las especies supone un problema para los ciudadanos, aunque quizá en un futuro habrá que controlarlas para que no afecten a otro tipo de especies», manifestó el ornitólogo de Anse.
Actualmente en España la Sociedad de Ornitólogos está estudiando el impacto que pueda tener la tórtola turca en otras especies avícolas y se está realizando un seguimiento para observar los efectos que se producen.
Lo que está claro, según Anse, es que «por ahora ni la cotorra argentina ni la tórtola constituyen una plaga para Cartagena pero habrá que prevenir».
Estas aves, de cola larga, alas puntiagudas y de borde azul, la garganta, mejillas y frente gris claras y el resto del cuerpo verde, ya forman parte del paisaje de Cartagena. Su rápida proliferación se ha convertido en un quebradero de cabeza para los expertos, quienes alertan de que podrían convertirse en los próximos años en una plaga similar a la de las palomas.
Hace un siglo que este ave empezó a colonizar Europa y llegó a establecerse en España. Poco a poco ha ido desplazándose a ciudades del sureste español, como Murcia, Almería y Cartagena. Suele vivir en estado salvaje. Es una ave pacífica y cariñosa pero destructiva y ruidosa para el Medio Ambiente. Sus pesados nidos dañan las ramas de los árboles de la ciudad, desplazan otras especies de pájaros y dañan las pequeñas cosechas de los jardines de la ciudad.
«Estos pájaros buscan climas templados, por ello se han adaptado tan bien a las condiciones climáticas de esta zona, y se han terminado estableciendo en Cartagena», explicó Antonio Hernández, ornitólogo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse).
El problema se agudiza cuando la sociedad comienza a tener conciencia de la naturaleza: «Son especies de animales silvestres que deberían de estar en su lugar de origen, pero hay individuos que las adquieren en el mercado y las liberan o son las mismas aves las que se escapan. Al alimentarse de una gran cantidad de vegetales y frutas es probable que en el futuro se originen problemas para la agricultura», añadió Antonio Hernández.
Aunque es difícil determinar su número aproximado, en la ciudad hay unos pocos centenares de cotorras, aunque «no hay una estimación precisa del número de cotorras que hay en la ciudad», puntualizó Hernández.
La cotorra no es la única especie que se encuentra descontrolada en esta zona de la península. Ésta, junto a la tórtola turca, ha colonizado los árboles y aledaños de los parques de Cartagena.
«Tenemos una población de un millar de tórtolas. Esta especie se encuentra en expansión, porque se reproduce constantemente. Por ahora ninguna de las especies supone un problema para los ciudadanos, aunque quizá en un futuro habrá que controlarlas para que no afecten a otro tipo de especies», manifestó el ornitólogo de Anse.
Actualmente en España la Sociedad de Ornitólogos está estudiando el impacto que pueda tener la tórtola turca en otras especies avícolas y se está realizando un seguimiento para observar los efectos que se producen.
Lo que está claro, según Anse, es que «por ahora ni la cotorra argentina ni la tórtola constituyen una plaga para Cartagena pero habrá que prevenir».
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