La Luna o la órbita terrestre están relativamente cerca y es fácil suplir a los astronautas con los recursos que necesitan enviándoselos desde la Tierra. Para una misión a Marte de mil días, sin embargo, la carga inicial necesaria sería de 30 toneladas. No es viable. Para solucionar este problema, la Agencia Espacial Europea está trabajando en el proyecto MELiSSA, Micro-Ecological Life Support SystemAlternative (Sistema Alternativo de Soporte Microecológico para la Vida).
"Hace unos veinte años, científicos e ingenieros observaron qué era lo que se tenía por un lado: residuos orgánicos, CO², orina… Y qué se quería obtener por el otro lado: oxígeno, agua y comida", le explica a BBC Mundo Christophe Lasseur, director del Proyecto MELiSSA. La función de MELiSSA es transformar estos residuos en nutrientes para plantas y algas, para que así, éstas produzcan oxígeno, comida y agua. "De hecho, lo que estamos probando es duplicar y simplificar el ecosistema terrestre, de manera más simple, más pequeña y más ligera", resume Lasseur.
Como en un lago
En MELiSSA, esto equivale al compartimento 1, en el que los residuos orgánicos se almacenan sin luz ni oxígeno para que hagan este mismo proceso, llamado degradación anaeróbica. En la siguiente capa viven las bacterias fotoheterotróficas. Aquí ya encontramos un poco de luz y una gran cantidad de carbono (VFA) obtenido de la degradación del proceso anterior. "Las bacterias de esta fase se encargan de eliminar el carbono para transformarlo en algo más interesante para las plantas" aclara Lasseur.
En la capa superior del lago tenemos mucha luz y CO². Allí es posible cultivar tanto plantas como algas. En su fotosíntesis, éstas producirán oxígeno; y en su transpiración, agua. "En MELiSSA cultivamos plantas comestibles como tomates, lechugas, patatas, etc.".
"Ponemos cada una de estas capas en un contenedor. Controlando los líquidos, gases y sólidos de estos contenedores, somos capaces de controlar el ecosistema" dice Lasseur. "Aplicamos leyes de ingeniería y de determinación científica para crear una fábrica de reciclado de residuos".
Nuestras amigas las bacterias
"Las bacterias están en todas partes. Tenemos bacterias en nuestra piel, dentro de nuestro cuerpo. Estas bacterias son útiles y, sin ellas, no seríamos capaces de sobrevivir. Muchas de ellas son muy enfermizas, pero muchas otras son buenas amigas. De hecho, ¡a menudo son ambas cosas!". Pese a venir en son de paz, ¿que pasaría si, una vez en el espacio, estos contenedores dejaran escapar bacterias en masa?
"Tenemos muchas medidas de seguridad para que no haya riesgo para la tripulación", dice Lasseur. Y añade que también se está trabajando en Midass, un equipo capaz de identificar bacterias u hongos presentes en el medio en menos de tres horas. "En caso de que encontrara a microorganismos patológicos, podríamos tomar medidas".
También en casa
La superpoblación que amenaza la Tierra en unos años también es un problema que MELiSSA podría ayudar a minimizar. "Debemos entender el riesgo, más gente supondrá más industria, más enfermedades, menos recursos… MELiSSA es una herramienta muy útil en ese sentido". Todas estas teorías ya se están llevando a la práctica desde hace años en experimentos con animales. "Por ahora, los ratones siguen vivos", bromea Lasseur.
La experimentación con animales acabará alrededor de 2020, sin embargo, Lasseur asegura que tan pronto como se obtengan datos válidos y definitivos con animales, se comenzará a probar con humanos en la Tierra. MELiSSA empezó a idearse 20 años atrás y posiblemente tardará más de 20 años en aplicarse. Como todo en la ciencia, su desarrollo es lento, pero sus beneficios podrían significar, de nuevo, "un gran paso para la humanidad".
Fuente: BBC