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Investigación

Evolucionamos por la vía rápida

La evolución humana ni ha terminado ni se ha frenado. En contra de lo que creen algunos científicos, un estudio que ha publicado la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, apunta a que en los últimos 5.000 años los cambios moleculares en nuestra especie se han acelerado y han llegado a centuplicar los registrados en cualquier otro momento de la evolución. Si el ritmo de aparición hubiera sido similar desde que hace 6 millones de años nos separamos de los chimpancés, la distancia genética entre las dos especies sería 160 veces mayor de lo que es, afirman el antropólogo Jon Hawks, de la Universidad de Wisconsin, y sus colaboradores.

Los investigadores han recurrido para su estudio a muestras de ADN del Proyecto Internacional HapMap, que persigue identificar las variaciones genéticas que causan enfermedades. Tras examinar 3,9 millones de cambios de un tipo conocido como polimorfismo de un solo nucleótido (SNP) de 270 personas de procedencia china, japonesa, africana y noreuropea, han encontrado pruebas de evolución reciente en 1.800 genes humanos, el 7% del total. «Las razas humanas están separándose unas de otras. Los genes están evolucionando rápido en Europa, Asia y África, y casi todos ellos son exclusivos de su continente de origen. Estamos siendo cada vez menos parecidos, no fundiéndonos en una Humanidad mezclada», asegura Henry Harpending, antropólogo de la Universidad de Utah y coautor del trabajo. Cree que la causa es que, desde que el hombre moderno salió de África hace unos 40.000 años, «no ha habido mucho intercambio de genes entre regiones».

La clave de la aceleración evolutiva sería, según los investigadores, el crecimiento registrado por la Humanidad desde que acabó la última Edad del Hielo. Hace 10.000 años, los humanos se contaban en unos pocos millones; hace 2.000 años, había unos 200 millones; y ahora superamos los 6.500. «Cuanto más grande es la población, más mutaciones ocurren», indica Harpending. El hombre ha tenido, además, que adaptarse a entornos muy diferentes a su África natal.

«El rápido crecimiento de la población ha ido parejo a grandes cambios en la cultura y la ecología, creando nuevas oportunidades de adaptación. Los últimos 10.000 años han visto una rápida evolución dental y del esqueleto en las poblaciones humanas, además de nuevas respuestas genéticas a la dieta y la enfermedad», escriben los autores. Así, mientras en China y la mayor parte de África muy pocos humanos adultos pueden digerir leche fresca, el gen que lo permite está activo entre los habitantes de Suecia y Dinamarca durante toda su vida. Harpending sospecha que la tolerancia a la lactosa pudo ayudar a la expansión de los hablantes de lenguas indoeuropeas desde el norte de India hasta Europa Occidental hace entre 4.000 y 5.000 años. Este científico y otros intuyen que beber leche dio una mayor energía a esos pueblos y fue lo que les permitió conquistar del continente.

La enfermedad ha sido otro de los motores de la evolución, sobre todo tras el nacimiento de las ciudades. Los genetistas saben ya que hay más de dos docenas de mutaciones que favorecen la resistencia a la malaria. Otro gen descubierto hace poco, el CCR5, surgió hace 4.000 años y está presente en el 10% de los europeos: confiere a su poseedor resistencia al VIH, aunque se cree que lo que hacía originalmente era frenar la viruela. «La Historia parece cada vez más una novela de ciencia ficción en la que los mutantes surgen repetidamente y desplazan a los humanos normales: algunas veces, silenciosamente, sobreviviendo mejor al hambre y la enfermedad, otras mediante la conquista. Y nosotros somos esos mutantes», dice el físico y antropólogo Gregory Cochran.

Harpending dice que aún estamos adaptándonos al gran cambio que supusieron para el ser humano la agricultura y la ganadería. «Cambiaron nuestra dieta y nuestros sistemas sociales. Si coges a cazadores-recolectores y les das una dieta basada en cereales, muchos acaban con diabetes. Hemos visto propagándose nuevos genes que están involucrados en ayudarnos en una dieta alta en carbohidratos». La evolución continúa.

Cerdos nacidos para salvar vidas

Cerdos nacidos para salvar vidas

Investigadores de la UMU obtienen, por primera vez en España, una camada de lechones transgénicos mediante la técnica ICSI .

En época de matanza, no es muy habitual celebrar el nacimiento de una camada de ocho lechones. Pero éstos son especiales. Están llamados a enriquecer el conocimiento científico en lo que se refiere al campo de la biotecnología y a revolucionar las soluciones que, en el siglo XXI, tiene la medicina para las enfermedades que padece el ser humano.

Un grupo de investigadores del Departamento de Fisiología de la Facultad de Veterinaria ha logrado obtener lechones transgénicos mediante la transferencia de embriones obtenidos por inyección intra-citoplasmática de espermatozoides (ICSI). Debajo de tan complicado nombre para el común de los mortales se esconde uno de los mayores logros que, en materia de investigación, consigue la Universidad de Murcia en los últimos años. Se trata de los primeros cerdos nacidos en España por esta técnica y la camada más numerosa de todo el mundo. De esta manera, se abren nuevas posibilidades de desarrollo en los campos de la biotecnología y la biomedicina.

Según Joaquín Gadea, uno de los alma mater de este proyecto, la investigación en este campo de la biología reproductiva y la generación de animales transgénicos puede tener una aplicación inmediata en el desarrollo de modelos de enfermedades humanas que permitirán estudiar las causas, desarrollo y tratamiento de algunas patologías y la producción de animales modificados genéticamente para que sus órganos puedan ser transplantados en humanos.

La camada fue de ocho ejemplares, y cinco de ellos nacieron vivos y permanecen en perfecto estado de salud. Dos de los tres animales nacidos muertos mostraban en su genoma el ADN exógeno y expresaban en la mayoría de sus tejidos la proteína verde fluorescente que se creó en los embriones gracias a este trabajo de investigación.

Según Gadea, estos resultados son sólo «el primer ladrillo de una gran pared», ya que este trabajo permitirá seguir en la misma línea de investigación para que en una próxima ocasión puedan nacer cerdos transgénicos vivos. Hasta entonces, los investigadores de la Universidad de Murcia seguirán trabajando en abrir las puertas del futuro de la ciencia.

Descubren una proteína en el semen que favorece la infección del VIH

El hallazgo, en el que han participado científicos españoles del CSIC, se publica en el último número de la revista 'Cell' | Sin esa proteína, el contagio sería más complicado.

Un equipo científico, en el que han participado investigadores españoles, ha descubierto que el semen contiene una proteína denominada SEVI, que propicia la infección del VIH por transmisión sexual.

Los científicos han demostrado que esta proteína juega un papel crucial en el proceso de contagio de la enfermedad, un hallazgo que podría servir de base para desarrollar nuevas fármacos con los que frenar la expansión de la pandemia del sida.

El trabajo, que se publica en la portada del último número de la revista Cell, revela que el semen, el principal vehículo de infección del VIH por transmisión sexual, puede llegar a entrar en contacto directo con células del sistema inmunitario susceptibles de ser infectadas.

Asimismo, puede acceder a otras células que, aunque no pueden ser infectadas, son capaces de transmitir el VIH a células susceptibles de contagio o, incluso, de difundirlo a través del sistema linfático.

Los investigadores han comprobado que la cantidad de virus en el semen no alcanza generalmente los niveles necesarios para dar lugar al contagio, pero que, sin embargo, la acción de SEVI en el semen permite la infección aún en concentraciones de VIH que, de por sí, no podrían propiciar una infección.

Esta capacidad depende en otras proteínas de la estructura que adquieran, puesto que, la forma "amiloidea" las hace susceptibles de adoptar nuevas propiedades biológicas y de convertirlas en patógenas, tal y como ocurre en los casos de Alzheimer o de "vacas locas".

De momento, los investigadores desconocen si la forma amiloidea de SEVI desempeña alguna función fisiológica o da lugar a alguna patología, aunque sí han descubierto que esta estructura es precisamente la que favorece de forma "muy considerable" la infección y distribución del virus VIH.

Los científicos sugieren que neutralizar la forma amiloidea de SEVI podría constituir la base para el desarrollo de diversos fármacos, con los que se podría prevenir la propagación del sida.

Asimismo, esta proteína podría ser útil para potenciar la infección mediante formas del VIH de un solo ciclo, que sólo pueden producirse una vez en el organismo y producen una infección que desaparece a las pocas semanas.